JORNADAS RESIDENTES «Es fundamental que, igual que se evalúa a los residentes, se haga lo mismo con la unidad docente: hay que exigir una formación de calidad»
Publicado el 09/07/2021
Información de la mesa sobre la formación y la Comisión Nacional de la Especialidad
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Pérez expone que el proceso de la formación empieza desde 1977 cuando se comienza a plantear una formación postgraduada, pero no es hasta 1984 cuando se instaura el sistema MIR, aunque no se habla ni de comisiones de docencia, ni de cómo se va a hacer, quién se va a encargar, ni nada, para lo que habrá que esperar a 1995, cuando se publica la Orden de 22 de junio, que empieza a hablar de que es el tutor quien se va a encargar de velar por la formación del residente, aunque se recoge que será designado por el Jefe de Servicio, lo que «sigue siendo todo adscrito al Servicio y regulado por el jefe del mismo». En 2008, a raíz del Real Decreto 183 se regula toda la Formación Sanitaria Especializada y se empieza a hablar de un tutor como tal, un especialista de la misma especialidad, en activo, acreditado y cuya misión es planificar y colaborar activamente en el aprendizaje de los conocimientos y habilidades del residentes, y debe garantizar que ese aprendizaje vaya acorde al plan de formación de la especialidad. Entre sus funciones, por lo tanto, están las de «planificar, gestionar, supervisar y evaluar al residente, y generar una serie de documentos en los que se base para que su formación llegue a buen puerto».
Pese a ser una norma de 2008, a día de hoy sólo 9 comunidades autónomas lo tienen desarrollado, por lo que en el resto se hace «lo que buenamente se puede, pero lo ideal es que esté regulado». En Baleares se tardó pero lo tienen desarrollado desde mayo de 2019, comentaba antes de pasar a explicar lo que debería tener constituido cada unidad docente. «Las unidades docentes y los centros sanitarios docentes deben estar todos acreditados por el ministerio. En cada unidad docente debe haber una comisión de docencia, el órgano docente de carácter colegiado, el que va a tomar las decisiones. También puede haber otros órganos que dependan de la comisión, como una subcomisión en el caso de que sea multiprofesional, y los comités de evaluación, también colegiados. Después hay personas que también tienen órgano docente: jefe o jefa de estudios, presidente o presidenta de la subcomisión de docencia y tutor o tutora principal. En Baleares se estipuló que cada tutor podía tener un máximo de 4 residentes adscritos, lo que es importante porque para que haya un tutor que pueda dedicar el tiempo suficiente a los residentes necesita un mínimo de tiempo para hacer sus labores bien hechas», explicaba.
Momento de la intervención de Carolina Pérez.
Su Real Decreto también recoge otras figuras que deben estar reguladas, como el coordinador de la FSE de la comunidad autónoma -se reúne con todos los jefes de estudios, toma las decisiones del plan transversal de formación, estructura de toda la comunidad-, el coordinador docente -ejerce de tutor en las especialidades que no están acreditadas-, el colaborador docente -todo aquel adscrito a un hospital docente que no es tutor-, el técnico de apoyo -adscrito a la unidad docente, mano a mano con el jefe de estudios-, o el jefe del residente -adscrito con el 50% a unidad docente y personal de apoyo a todos los residentes-.
Además, se vio necesario contar con una herramienta de evaluación y control de calidad de la FSE, que es la Comisión de FSE en Ciencias de la Salud de las islas Baleares, en la que están representados los jefes de estudios, el coordinador de la FSE y todos los residentes. Todo esto «porque es muy importante tener programas de formación y sistemas de evaluación basados en competencias. El residente tiene que saber cuál es la vía itineraria formativa de su especialidad, que se basan en los POES de cada especialidad, y luego su plan individual de formación que se debe regular cada año. Tendrá que hacer un mínimo de 4 entrevistas anuales con su tutor para conocer su Guía Itinerario Formativo (GIF) y su Plan Individual de Formación (PIF). Es importante que nos evalúen para conocer el progreso del aprendizaje y conocer puntos fuertes y débiles. Es la Comisión de Docencia la que va a regular todo esto. Y por último, decir que un residente tiene que saber ser, saber estar, saber hacer, y saber escribir, y para eso importante formarnos y evaluar en competencias», concluía.
«La voz y el voto de los residentes cuentan lo mismo que los de los adjuntos»
A continuación tomaba la palabra Marta Cañadilla, especialista en Medicina Preventiva y Salud Pública del Servicio Murciano de Salud, quien habló sobre la comisión de docencia y las rotaciones, puesto que durante 3 años formó parte de la suya. La normativa que regula las comisiones de docencia son el Real Decreto 183/2008 y la Orden SCO 581/2008. Estos órganos colegiados son los encargados de organizar la formación, supervisar su aplicación práctica y controlar el cumplimiento de los objetivos previstos en los programas formativos, y su ámbito es la unidad docente -de un hospital o multiprofesionales, de un territorio más amplio-. La Comisión de Docencia está formada por el jefe de estudios, la Secretaría, los tutores de residentes y los residentes. «Aquí la voz y el voto de los residentes cuenta lo mismo que la voz y el voto de los tutores, por lo que es el órgano donde tiene que haber una representación de residentes para que las decisiones que se tomen estén consensuadas y apoyadas por los residentes. Es muy importante y os animo a que cuando empecéis la residencia os enteréis de como va esto y forméis parte de las comisiones de vuestro hospital», comentaba.
Tras recordar cuáles son las múltiples funciones de estos órganos, señalaba qué es lo que hace un residente en ellos, que además de mostrar su opinión sobre las decisiones que se quieran adoptar, puede llevar propuestas, plantear cambios, denunciar algo que no funciona, etc. «Os animo a que os presentéis, aunque muchas veces no se sabe cómo funciona, pero da otra visión y permite que la voz del residente se escuche más allá de los pasillos», aseguraba Cañadilla.
Momento de la intervención de Marta Cañadilla.
Respecto a las rotaciones, la especialista en Medicina Preventiva explicaba que hay tres tipos: las internas -previstas en los programas de formación en el centro-, las de acuerdo de colaboración docente -si no hay especialidad en tu centro- y las externas -autorizadas por la comisión de docencia, de no más de 4 meses continuados dentro de cada año y hay un máximo de 12 meses en toda la residencia. Tiene que estar justificado que en el centro no hay posibilidad de realizarse y se suelen aprobar-. «Parece que la comisión es un órgano que está ahí y no hace nada, pero si hay iniciativa y se quieren cambiar cosas, mi experiencia es que te suelen dejar participar y que el residente tenga una voz y un voto contribuyendo a la formación de los residentes», sentenciaba.
Por último tomaba la palabra Luis Landín, presidente del Consejo Nacional de Especialidades en Ciencias de la Salud (CNECS), quien recordaba que las comisiones nacionales se agrupan en el Consejo que preside, donde además de los presidentes de las comisiones nacionales hay otros representantes de as titulaciones y los colegios profesionales, y el órgano decisorio dentro del Consejo es el Pleno. Allí es donde se aprueban las decisiones que se toman en el Consejo Nacional, que ya están refrendadas por la comisión nacional de cada especialidad. Actualmente Landín es presidente de la comisión de la especialidad de Cirugía Plástica, también es presidente de la comisión delegada de especialidades quirúrgicas y médico quirúrgicas y de la comisión permanente.
Landín explicaba que las comisiones nacionales son los órganos asesores de la Dirección General de Ordenación Profesional, formados por representantes del SNS -4 miembros, los que determinen las CCAA, 2 miembros elegidos por el Ministerio de Educación (tutores), 2 miembros de los representantes de especialistas en formación, elegidos cada 2 años en elecciones democráticas, 1 representante de los colegios profesionales y 2 representantes de las sociedades científicas de cada especialidad-. En cuanto a las funciones, está la de asesorar a la Dirección General en aquello en lo que se le solicita, informar de la oferta docente anual, elaborar el programa formativo de la especialidad, establecer los criterios de evaluación de los especialistas en formación, proponer la creación de ACEs, informar de los programas y criterios de acreditación y las funciones que se le soliciten.
«Informamos de las decisiones que se nos consultan, pero no tomamos decisiones»
«En las comisiones nacionales realizamos asesoramiento, no tomamos decisiones. Informamos en las decisiones que se nos consultan. En las que no, no las informamos. Luego los políticos son a los que les corresponde decidir. Esta decisión es compartida entre Ministerio de Sanidad y comunidades autónomas, porque ellas son las pagadoras últimas. Ellas inciden en las decisiones a través de la Comisión Nacional de Recursos Humanos. Las comisiones nacionales no actúan espontáneamente sino a petición. Los campos de actuación de las especialidades no están acotados, comparten las zonas limítrofes y se ve así desde el ministerio. La formación va a depender tanto del Ministerio de Educación con los tutores como del Ministerio de Sanidad«, explicaba, añadiendo que otro asunto de interés es la homologación de los títulos extracomunitarios, que está regulada por Real Decreto.
Posteriormente, señalaba que las comisiones nacionales están organizadas en 4 comisiones delegadas -quirúrgicas y médico quirúrgicas, medicina, diagnóstico y otros representantes-, que se reúnen en la Comisión Permanente, órgano de representación del Pleno del Consejo. De ahí que la opinión de los residentes se tenga muy en cuenta. El CNECS lo que pretende es ratificar los informes que se han recogido en las distintas comisiones nacionales.
Landín también hacía referencia a la regulación de algunos aspectos importantes a tener en cuenta que recoge la Ley de Ordenación de Profesiones Sanitarias y el RD 183/2008 de Tutores y residentes, incidiendo en la triple exigencia, de que la remuneración, la continuidad asistencial y la responsabilidad sobre el paciente son 3 criterios esenciales para la formación y obtención del título de especialista. También quiso hacer referencia al RD 1146/2006 por la especial trascendencia que tiene a nivel sindical.
¿Cómo coordinar los derechos de residentes con la actividad asistencial?
En el turno de preguntas, Santiago Toranzo planteaba la dicotomía entre la exigencia ante la formación que se debe recibir y los derechos de los residentes, para lo que es importante la colaboración del sindicato y la profesión. En esta línea, ¿cuál sería la principal línea de mejora para poder enlazar estos dos reales decretos que regulan la residencia?, preguntaba, a lo que Landín respondía que en su residencia había librado todas sus guardias, y en los años en los que ha sido tutor no ha programado a un residente en quirófano salvo extremísima necesidad -2 o 3 como mucho en 6 años-. «Siempre animo a los residentes a librar la guardia, porque tienen derecho a descansar, y si descansas puedes dedicar la tarde para estudiar o formarte, y se te debe ese tiempo, y hay que tener en cuenta la situación y acreditación de las unidades docentes. Hay una lucha intestina probablemente entre los intereses de quien quiere acreditar unidades docentes y demostrar que eso sea así a ojos independientes. La Comisión Nacional revisa los informes con las solicitudes y elabora un informe. Muchas veces por intereses que no conocemos bien, unidades docentes que no cumplían la idoneidad han conseguido acreditación teniendo informe negativo. Esto es una situación política que incumbe a las comunidades autónomas y al Ministerio de Sanidad, cada año surge de nuevo y se lo recordamos a los responsables. Una persona aprueba el MIR, se esfuerza durante años y luego se encuentra en una plaza cuyo funcionamiento no está a la altura de lo que debería», lamentaba Landín.
«También añadir que es muy difícil desacreditar un servicio acreditado, porque hay servicios que por el hecho de tener residentes ya creen tener todo el poder y hay lugares donde los residentes no se forman bien. Por mucho que se quejen y haya escritos, eso llega a las comunidades autónomas o comisiones nacionales y no se hace nada. Hay que hacer que la voz de los residentes se siga oyendo, que los sindicatos hagamos la labor y luchar por esto, que la formación de residentes sea digna y de calidad en todos los sitios«, añadía Carolina Pérez.
Por su parte Juan Pablo Carrasco comentaba que «es realmente interesante que igual que se nos evalúa a los residentes para intentar mejorar, es fundamental el feedback, que exista un sistema de calidad que realmente funcione a la hora de evaluar a las unidades docentes o a los tutores, si hay que suspender acreditación pues que se haga. No sé si está implantado en todos los sitios, si está hecho hay que velar por que funcione, porque en muchos no lo hace». Cañadilla añadía, según su propia experiencia, que si se cumplen unos requisitos para demostrar que un servicio no funciona bien, es posible desacreditarlo, se analiza aquello que no está bien y luego se puede volver a acreditar. «Es complicado que lo hagan pero a veces sale y sale muy bien», decía.
«Es fundamental que exista un sistema de calidad que realmente funcione a la hora de evaluar las unidades docentes o a los tutores»
Preguntados sobre la profesionalización de los tutores, su remuneración o darles mayor rango dentro de los centros, Carolina Pérez recordaba que en su RD sí se contemplaba y estaba remunerada la función del tutor, «se reconoce esa labor, el tiempo de tutor está reconocido y se premia en las oposiciones y es un paso para ponerlo en valor y darle su peso, es importantísimo que se haga». «Si no reconocemos a las personas que están dedicando su tiempo a que tengamos la mejor formación, estamos dando un paso atrás», añadía Carrasco, recordando una experiencia en Asturias donde los residentes que llegaban podían elegir al tutor. «En Murcia no está remunerado, se empieza a contar ahora en las oposiciones y se ve quién quiere ser tutor porque le gusta y quién porque consigue puntos. Por eso pusimos también el tema de las evaluaciones, porque si un tutor luego no cumple con lo que se espera de él, tenemos el mecanismo de mejora», apuntaba Cañadilla en este sentido.
También se planteó la pregunta sobre con cuánto tiempo hay que solicitar una rotación externa fuera de España, a lo que la especialista en Medicina Preventiva respondía que «cuanto antes mejor. En la comisión de docencia hay que solicitarlo según cada especialidad. Los periodos de rotación externa están en el PIF de cada residente. Cuanto antes lo tengas claro, mejor. Depende un poco, pero si lo haces con tiempo es más fácil organizarlo».
A continuación, Santiago Toranzo planteaba qué hacer si tu jefe te deniega una rotación por cuestiones asistenciales. «Yo primero lo llevaría a la Comisión de Docencia y si te dice que no, y crees que está justificada la rotación, lo llevaría al estamento superior, que tiene la última palabra. A nosotros, al menos durante la pandemia, sí nos suspendieron todo tipo de rotación. Fuera de ahí, que yo sepa no hay otra suspensión por cuestiones asistenciales que esté justificada. El servicio no debería depender del número de residentes que tenga, estamos formándonos», explicaba Cañadilla. «Ante la denegación, yo iría a la Comisión de Docencia, porque esto no puede depender de la plantilla de residentes, sino de la de especialistas», añadía Landín. «El residente debe tener claro que su función es formarse», concluía Pérez.
Por último, se formulaba la duda de si se puede obligar al residente a coger vacaciones a la vez que el tutor mientras se rota en Atención Primaria, a lo que Pérez respondía que no se les puede obligar, puesto que las vacaciones son un derecho de cada uno. «Puede haber recomendaciones dependiendo de las necesidades del servicio, pero obligar para que coincida con las del tutor, no», sentenciaba, animando a recurrir al sindicato para pedir asesoramiento si esto ocurre.