Aviso legal

Utilizamos cookies propias y de terceros para fines analíticos y para mostrarte publicidad personalizada en base a un perfil elaborado a partir de tus hábitos de navegación (por ejemplo, páginas visitadas). Para más información consulta nuestra política de cookies. Puedes Aceptar, Rechazar o Configurar las cookies, pulsando los botones dispuestos para ello:

       


JORNADAS RESIDENTES «El MIR no es la única vía; hay que saber lo que hay fuera para coger lo mejor de cada lugar»

.

Publicado el 09/07/2021
 Información de la MESA SOBRE OTROS MODELOS DE RESIDENCIA EN LA UE Y EEUU. SALIDAS AL ACABAR LA RESIDENCIA, de las Primeras Jornadas Nacionales de Residentes CESM

VÍDEO COMPLETO >> ACCESO 

El resultado es que se han juntado numerosos médicos en Europa, especialmente en Alemania pero conociendo personas de otros países, que se han dado cuenta de la necesidad de crear enlaces para ofrecer toda la información necesaria para elegir lo que mejor convenga. «No es nuestro objetivo en absoluto sacar a los médicos fuera de España. Somos los primeros interesados en que se queden si así lo quieren y que estén en las mejores condiciones. Intentamos mejorarnos, hacer de esto algo productivo para todos nosotros. Queremos que cada sanitario aquí sea piloto de su propio destino», sentenciaba.
 
El caso de Estados Unidos
A continuación tomó la palabra Carlos Parra, residente de Anestesiología de quinto año (lo que allí se denomina fellowship) en University of Pittsburgh Medical Center en Estados Unidos. Él, al igual que Barros, había formado la Asociación de Médicos Españoles en EEUU (AMEUSA) «porque te das cuenta de que no estás solo, y hay gente que necesita a veces ayuda o información. Te encuentras con un problema, que es la Administración española, y decidimos unirnos para poder combatir algunos problemas«, decía como presidente de la organización creada.
 
Para él, «la vida es como un juego en la que tienes que apostar y tomar decisiones a veces, y es como en el casino, que si no sabes jugar vas a perder dinero». Por eso había que buscar dónde había más posibilidades para poder ganar, y así había que mirar desde fuera cuáles son las posibilidades de ir a hacer la residencia a Estados Unidos. Todo depende mucho de qué tipo de residencia se quiera hacer, porque hay unas que son más competitivas que otras. Con una tabla de ejemplo con los «Match de 2021», exponía cuáles eran las posibilidades de hacerlo, por ejemplo, en Medicina Interna, según los resultados que habían tenido quienes se habían decidido anteriormente por esa especialidad. Hay algunas como cirugía vascular o como Ortopedia que son muy demandadas y las posibilidades se reducen, pero no es imposible, y la demanda se explica porque son los que cuentan con salarios más altos.
 
Haciendo la comparación entre las posibilidades de hacer la residencia en un país y el otro, Parra señalaba que en Estados Unidos, para inmigrantes que han hecho allí la carrera -sin pasaporte americano-, es de un 58% sin mirar la especialidad, en términos generales, mientras que en España, según aspirantes y plazas disponibles, estaría en un 63%, por lo que «las posibilidades de hacerlo en EEUU son casi las mismas que allí».
 
Las posibilidades de hacer una residencia en EEUU son similares a las de hacerla en España
 
Mirando las estadísticas reales, el porcentaje de americanos que han estudiado en su territorio y que accede a una residencia es del 90%, mientras que para extranjeros es del 40%, la misma cifra que un americano que haya estudiado su carrera fuera de EEUU. «Una vez que has decidido marcharte, la manera de hacerlo es diferente, y os señalo cuál es la que yo creo que es más eficiente», decía Parra antes de explicar su ejemplo, entrando en la carrera en 2016 hasta 2022, pasando un periodo de investigación posterior, haciendo el ‘match’ en marzo y empezando la residencia en julio de 2023.
 
Otra opción es, durante la residencia en España, viendo que no hay futuro, ir haciendo los ‘steps’, porque cuanto más tiempo pase desde la facultad a la presentación al ‘match’, más difícil resulta. Una vez con el ‘match’ o la residencia, se puede hacer un fellowship también, como es el caso de Parra. «Después de un año puedes trabajar en EEUU pero únicamente en el hospital que te ha entrenado, algo complicado porque te pueden ‘extorsionar’ al no poder marcharte. «Lo mejor es hacer el MIR en España y volver a hacer la residencia, empezar de cero, y ahí al acabar ya eres especialista americano y elegir dónde trabajar, irte donde quieras, ganarte la libertad», señalaba. Como decía, entrar en el fellowship es más difícil que entrar en la residencia, porque además hay algunos que exigen que hayas hecho la residencia americana.
 
Momento de la intervención de Carlos Parra. 
 
Con estos precedentes, Parra pasaba a exponer con diapositivas los pasos para entrar a la residencia en EEUU, donde lo primero es validar el título de Medicina a través de la Educational Commision For Foreign Medical Graduates (ECFMG) previo pago y cumplimentación de solicitud -enviar traducción notarial, certificados, etc-. Cuando se acredita todo, se pueden empezar a hacer los exámenes USMLE, lo que llama ‘steps’, bastante largos. El 1 es sobre ciencias básicas, de 7 bloques, 40 preguntas en 8 horas. El step 2 son 8 bloques de preguntas en 9 horas sobre disciplinas clínicas y el OET, nuevo tras el COVID, que es un examen de inglés. Lo que hacen es una curva de Gauss, y con los resultados se cae en una numeración aproximada.
 
A la hora de comparar esfuerzos entre el MIR y los ‘steps’, Parra diferencia las opciones ilimitadas de presentarse al MIR con que en los segundos, una vez aprobado, esa nota es para toda la vida. Mientras que en la prueba española hay 4 opciones de respuesta, en las americanas hay de 4 a 11 opciones de respuesta con solo una válida. Uno tiene unas 175 preguntas -según el año-, y los otros van de 280 a 320 por examen. En EEUU, además, hay una hora de descanso, cada uno puede elegir en qué día quiere presentarse a las pruebas, los fallos no penalizan y el formato es electrónico, por lo que «te puedes encontrar de todo».
 
Una vez conseguidos los aprobados de los exámenes se consigue el certificado ECFMG, que es lo que permite obtener el ‘match’ y hacer el ‘step 3’. Para escoger plaza existe un algoritmo que explicaba también con diapositivas señalando cómo coinciden los rankings de los candidatos con los de los hospitales con las plazas disponibles. «Siempre sobran muy pocas plazas, porque hay más candidatos que hospitales», comentaba refiriéndose al SOAP (Supplemental Offer and Acceptance Program).
 
Los costes de la residencia estadounidense
Una vez establecidos los pasos a seguir, el residente de Anestesiología pasaba a expone cuánto costaba todo el proceso, empezando por los cerca de 450 dólares de la validación del título. Respecto a los ‘steps’ aseguraba que no son baratos, pero partía de que el MIR son 35 dólares «en un trozo de papel». «Aquí te cobran mil dólares por uno, otros mil por el otro, y el 3 que no está en la tabla pero que son otros mil dólares. El OET son 400 dólares, mientras que la aplicación al ERA serían 225 dólares. «Cuando envías tu currículum a un hospital, tú pagas 25 dólares por cada vez que lo envías. Esto lo hacen para que selecciones mejor y seas más específico a la hora de buscar. Yo suelo decir que una vez que has llegado hasta aquí, pagues un poco más para ampliar tus posibilidades. Es la aplicación a los programas, que se puede ir de entre 100 a 2.000 dólares. Después, si te ofrecen una entrevista donde has enviado el currículum pues tienes que ir al hospital, por lo que en viajes y entrevistas sumar de 300 a 600 dólares por cada desplazamiento. Si luego miras entre libros y academias pues son unos 10.000 dólares», sumaba.
 
Con todo esto, Parra resumía en que aplicar para Estados Unidos costaba entre 7.000 y 12.000 dólares, «todo depende de lo que necesites». La comparativa con el MIR, recurriendo a un estudio publicado por Redacción Médica, es que esto supone entre 2.500 y 9.000 euros, por lo que «para gastarme esto aquí, y tener parecidas opciones, igual conviene planteárselo, porque ahora hablaremos de salarios», adelantaba. Lo único realmente específico de allí es que sí hay exámenes cada año de residencia, lo que se llama el In training exam, que lo hacen todos los residentes de ese año y hay competitividad y si el hospital fija un percentil y no estás por encima de esa cifra, te pueden echar, por lo que hay presión mientras trabajas para estudiar y sacar esa nota. También al final de la residencia hay un examen escrito, oral y práctico para ser board certified, «que no es obligatorio pero muchos hospitales te van a pedir que lo seas en tu especialidad, y te puede dar un plus de dinero».
 
«Aplicar para hacer la residencia en Estados Unidos supone entre 7.000 y 12.000 dólares, según lo que necesites»
 
Quizás lo más atractivo de la ponencia de Parra llegó en el momento de abordar los salarios, bastante diferentes porque allí vienen del Gobierno, que paga una parte, y el hospital la otra. Se empieza con 55.000 dólares brutos de media (unos 38.000 después de impuestos). «Acabada la residencia, los salarios son bastante mejores, se multiplica por 10, más o menos. Los cirujanos ortopédicos son los que más cobran, con salario medio anual de medio millón de dólares, y Medicina Interna serían 230.000 dólares dependiendo de la zona donde vivas. Parece mucho dinero, pero cuando empiezas a pagar todo lo que se pide de seguros médicos, tu propia pensión, etc., ves que aunque cobres mucho, también tienes que ahorrar mucho«, matizaba.
 
En cuanto a las razones para hacer la residencia en Estados Unidos, el residente señalaba que son muchas, pero admitía que allí se trabajaba muchísimo, con un máximo de 80 horas semanales y sin límite de guardias -en España son 37,5 horas y un máximo de 7 guardias al mes-. «La mayoría de gente trabaja más de 70 horas a la semana. Como fellowship tengo mejor calidad de vida, pero estoy entre 50 y 60 horas a la semana. Hay falsos mitos de que aquí todo es privado pero también hay centros públicos. Una vez que estoy en el sistema se me han caído muchos mitos, así que preguntad, que os daremos toda la información», recomendaba.
 
Por último, respecto a otras cuestiones como la paternidad o las ayudas, «aquí olvídate, la paternidad viene de tus vacaciones. Tenemos 4 semanas, por normativa tenemos que hacer al menos 48 semanas al año, y si no las haces tu residencia se va a alargar». El cambio entre especialidades allí también se puede dar, pero no se permite estar más de 7 años de entrenamiento -no una doble especialidad-. «En Estados Unidos cuando pides algo siempre te van a decir ‘no, pero…’. Al menos te dan la posibilidad, cosa que en España a veces es imposible», comparaba, remitiendo a su página web para toda la información necesaria sobre lo expuesto en su intervención.
 
¿El MIR como misión?
El siguiente en tomar la palabra fue Antonio Alarcos, cofundador de MEDES y médico que comienza la residencia en Alemania, que se dirigía a los recién licenciados o médicos que han quedado sin su plaza MIR, a quienes no se plantean hacerlo e «incluso a los estudiantes de tercero, cuarto o quinto curso sometidos a la presión del MIR que no están siendo informados de que es una opción, no es una única vía«.
 
Su objetivo era hablar de las salidas al acabar la carrera de Medicina, donde parece que «todo gira en torno al MIR», ya desde tercero de carrera, porque toda la formación universitaria está orientada a eso, «el MIR es la misión del médico». Esto podría tener consecuencias, y al menos a nivel formativo «creo que es muy importante que reflexionemos sobre si merece la pena tener gente preparándose durante 6 años solo para aprobar un examen. Creo que la Medicina es mucho más que contestar preguntas tipo test, sobre todo cuando muchos médicos afirman que se aprende a ser médico ya en el ejercicio».
 
A nivel administrativo, señalaba, se produce un fenómeno inquietante como es que faltan médicos, cuando los certificados de idoneidad para abandonar el país se han multiplicado por cuatro e incluso tras completar las residencias, en diferentes comunidades autónomas hay médicos que no se quieren quedar a trabajar. «Faltan médicos y más que van a faltar, incluso cuando se jubile la generación del ‘baby boom’, por lo que puede que en España haya un problema para encontrar profesionales», decía.
 
A nivel informativo es donde hay más carencias por este sistema orientado al MIR porque se desconocen otras vías, como afirma Alarcos. Pero sí existen diferentes vías, como la investigación doctoral, hacer Medicina Legal y Forense -dependientes de Justicia y con categoría de funcionarios de carrera-, hacer Medicina Militar -requiere compromiso durante años-, estudios de máster -Medicina Estética o Taurina-, encontrar trabajo en medicina privada o la emigración.
 
Momento de la intervención de Antonio Alarcos. 
 
Para explicar la fuga de médicos, Alarcos hablaba del ‘embudo MIR’, que ocurre porque cada vez se presentan más médicos al examen y cada vez hay menos plazas, salvo este año. «En años anteriores había 6.000 plazas y se presentaban 14.000 personas», y esto ha variado poco, con una bolsa de médicos que parecen estar condenados a repetir el MIR una y otra vez hasta conseguir su plaza, lo que es una presión emocional y psicológica -además de económica- constante, «sin garantías de llegar a conseguirlo». También está el problema de que las alternativas al MIR son poco atractivas o muy limitadas, según su explicación sobre la fuga de talento.
 
Como tercer punto de su exposición Alarcos señala la falta de flexibilidad, no hay libertad real ni efectiva para elegir la plaza que se quiere. «No es simplemente ‘me coloco aquí porque es lo que me ha tocado’, es que es el camino del resto de nuestra vida, suficientemente importante como para no dejarlo al albur de un número, porque ese número pueden ser los próximos 60 años», afirmaba. En esta falta de flexibilidad también está la imposibilidad para cambiar de especialidad o de hacer varias.
 
«El MIR no es la misión del médico porque somos mucho más que un examen y porque existen muchas más alternativas»
 
Sin embargo, la más sangrante, en su opinión, son las condiciones laborales durante la especialización, con empleos horriblemente mal remunerados e incompatibles con tener otro, realizando tareas de personal estructural cobrando como personal en formación. «Aquí sacar plaza MIR no es tener una plaza y aquí me quedo, porque al acabar, nada te garantiza tener un contrato y quedarte en la ciudad en la que estás, por lo que no tienes muchas perspectivas como para plantearte tener una familia o establecerte», comentaba. A esto se le suman las condiciones laborales tras la especialización, con empleo inestable, dificultad de obtener una plaza fija y salarios muy pobres en comparación con otros países del entorno.
 
Por último, en su exposición defendía que el MIR no debía verse como la misión del médico, primero porque el médico es mucho más que un examen y segundo porque existen más alternativas tanto para especializarse como para trabajar. «Hay que concebir el MIR como una opción, hay una barbaridad de oportunidades en diferentes países donde los médicos españoles están tremendamente valorados. Creo que cada médico debe tener por lo menos la posibilidad de informarse y elegir libremente su futuro de manera individual sin tener miedos, dándose cuenta del poder real que tiene su título tras la carrera. En realidad no existe el camino fácil, pero hay que estar informado de todos los caminos y elegir el mejor para uno mismo», concluía.

.