Aviso legal

Utilizamos cookies propias y de terceros para fines analíticos y para mostrarte publicidad personalizada en base a un perfil elaborado a partir de tus hábitos de navegación (por ejemplo, páginas visitadas). Para más información consulta nuestra política de cookies. Puedes Aceptar, Rechazar o Configurar las cookies, pulsando los botones dispuestos para ello:

       


OPINIÓN CESM >> Un ejercicio de responsabilidad

.

Publicado el 27/01/2023
 Artículo elaborado por María José Campillo, presidenta del Sindicato Médico CESM y especialista en Medicina Familiar y Comunitaria. Publicado en prensa regional

Publicado en el diario La Opinión de Murcia el viernes 27 de enero de 2023
 
El año 2022 acabó como ha empezado el 2023: huelgas médicas y confrontación con las administraciones en distintas comunidades autónomas. Los motivos son comunes porque, aunque los gobiernos tengan distinto signo político, la Sanidad es solo una y defenderla no es una cuestión de color político. En la Comunidad de Madrid, por ejemplo, las posturas de los médicos y el Gobierno regional están tan enfrentadas que el conflicto se alarga y alarga en el tiempo sin que tenga visos de resolverse, por ahora.
El porqué de esta situación es el colapso de la Sanidad pública. Desde el año 2010, la inversión destinada a la Sanidad ha descendido como consecuencia de la crisis económica y una década más tarde, en 2020, empieza a recuperar lenta y progresivamente el nivel de inversión previo.
Los datos reflejan que España invierte en este sector un porcentaje inferior al de lo invertido en muchos países europeos y así, mientras se aconseja que los países inviertan –al menos- el 7% del PIB, en nuestro país se roza el 6%.
Lógicamente, esto se traducen en posibilidades, capacidad y recursos. En este sentido, ante una pandemia, unos países disponen de sistemas sanitarios más preparados que otros.
En España, la Sanidad pública era una de las más eficaces del mundo, consiguiendo mejores resultados con el menor coste asociado; pero la crisis mundial por COVID19 ha supuesto un desafío para el sistema, poniendo al descubierto sus carencias y deficiencias y dejando en evidencia que el Ejecutivo central no está dispuesto a hacer una apuesta clara y decidida por el sistema sanitario y que no va a incrementar su inversión al 7% del PIB reclamado desde hace años, ni siquiera en las peores circunstancias para la salud de la población.
En ese Sistema Nacional de Salud, que se divide –a su vez- en 17 servicios de salud autonómicos, trabajan miles de profesionales sanitarios en condiciones de precariedad, con pérdida acumulada de poder adquisitivo y una sobrecarga laboral en continuo aumento.
Mención aparte merece el caso de los médicos, ya que –en su caso- cuando alguno enferma no es sustituido y son los compañeros los que asumen su trabajo. Mientras crece el número de profesionales del resto de categorías, el porcentaje de médicos en los servicios de salud desciende con la excusa de que no hay médicos disponibles para contratar.
Sería obvio pensar que, siendo los médicos los líderes clínicos en la asistencia sanitaria, ya que son los que determinan el diagnóstico y prescriben el tratamiento, operan o interpretan las pruebas diagnósticas; siendo los médicos la categoría más deficitaria y siendo los médicos la profesión en la que las ofertas de empleo superan a la demanda, los contratos a los facultativos deberían ofrecer las mejores condiciones laborales posible.
Pero lo cierto es que no es así. Las reivindicaciones del médico se diluyen entre las peticiones de otras categorías en las mesas de negociación; mucho más si tenemos en cuenta que solamente el Sindicato Médico defiende al médico frente a las organizaciones sindicales que defienden al resto de trabajadores.
 
En un clima de recortes y desinversión en la Sanidad, tras el enorme esfuerzo físico y mental que ha supuesto la pandemia, los médicos han dicho “basta ya” a lo largo y ancho de todo el país, en especial en Atención Primaria, ámbito en el que la situación de colapso se ha denunciado desde hace varios años.
Sin embargo, el resultado de estos conflictos en activo ha sido distinto según la comunidad autónoma en la que se ha desarrollado.
Lo cierto es que, con más de una década acumulada de recortes salariales y congelación de derechos laborales, es muy difícil mantener viva la confianza en que es posible cambiar las cosas.
Lo más sencillo es instalarse en el discurso contrario y en la desconfianza ante la posibilidad de que se puedan conseguir mejoras; de que, aunque se consiga el cambio, no se cumplirá; y de que, aunque se cumpla, tarde o temprano, se acabará.
Pero si no tenemos confianza en que la negociación es posible, no avanzaríamos nunca.
En la Región de Murcia, la situación de nuestra Sanidad no era muy distinta a la del resto del país. El hartazgo de los compañeros es el mismo que en el resto de provincias y ciudades de la geografía española y, por ello, hacemos unos meses anunciamos nuestra intención de abrir el conflicto con la Administración autonómica si no se nos aportaban soluciones. 
Y la confianza obtuvo respuesta. El Gobierno regional mostró su voluntad de cambiar las cosas y dar un impulso decidido y firma a la Sanidad de la Región. Desde el Servicio Murciano de Salud, la Consejería de Salud, el presidente de la Comunidad Autónoma, comprendieron que era necesario hacer una apuesta decidida y no titubearon a la hora de elevar nuestras reivindicaciones a la Mesa Sectorial de Sanidad y a la Mesa General de Negociación, a pesar de la oposición de organizaciones que actúan por intereses propios que no responden a las necesidades ni de la población ni de los profesionales. 
Por nuestra parte, desde el Sindicato Médico, confiamos. Antes de caer en el “no se llegará a nada”, nos esforzamos en proyectar en positivo y pensar que la población y los profesionales necesitaban soluciones para sus problemas. Ante la desconfianza generalizada, inclinamos la balanza y decidimos negociar en lo que ha puesto un ejercicio de responsabilidad con nuestros ciudadanos y compañeros.
En noviembre de 2022 firmamos el acuerdo para la mejora de la asistencia sanitaria en la Región de Murcia y ahora, en enero, nos encontramos cerrando los últimos flecos abiertos del documento ya en marcha, incluyendo la negociación de un nuevo Plan de Urgencias y Emergencias y un nuevo plan para aumentar las plantillas de Urgencias hospitalarias. 
 
Todo esto potenciará nuestra Sanidad regional y redundará en beneficio de la población y de los profesionales, que es el fin último de cualquier mejora sanitaria. Aunque no es posible solucionar todos los problemas de la Sanidad regional de una sola vez, puesto que son muchos y muy variados, lo cierto es que podemos afirmar que se ha avanzado en solucionar los más urgentes. 

.