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OPINIÓN CESM >> Los cambios que están por venir

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Publicado el 02/11/2022
 Artículo de nuestra tesorera y portavoz, María José Campillo, y publicado en prensa digital especializada en el sector sanitario

Publicado en Redacción Médica el 2 de noviembre de 2022
 
La Sanidad española no parece ser una prioridad en los Presupuestos Generales del Estado. Solamente sube un 1,4 % frente al incremento de otras partidas. La inversión en Sanidad recogida en los Presupuestos Generales del Estado no es la más voluminosa, pero sí es una de las más importantes. Un aumento del 1,4 por ciento supone alrededor de 1000 millones más, y aun agradeciendo esta crecida, es insuficiente. Todos somos conscientes de que necesitamos una inyección de diez veces esa cifra para poder mantener una Sanidad con la calidad de épocas anteriores. 
Los distintos grupos políticos, a pesar de que nos siempre coinciden en materia sanitaria, sí que tienen algo en común: para ellos, la Sanidad ha quedado postergada más a la apariencia que a la realidad. Ellos, con discursos e ideas distintas, tienen el punto en común de mantener una Sanidad con una grave anemia financiera que supone una grave amenaza para la supervivencia del sector.
Desde hace años, la Confederación Estatal de Sindicatos Médicos CESM y la Organización Médica Colegial OMC han alertad de que el número de médicos que se jubilará en los próximos años era superior al número de médicos que están accediendo a una plaza MIR. 
A pesar de los constantes y preocupantes avisos en este sentido, las administraciones no han tomado ninguna medida al respecto. La visión de nuestros actuales políticos es cortoplacista, con un margen máximo de 4 años cuando este es un problema que hay que abordar con una planificación de amplia visión de futuro (tengamos en cuenta que formar a un médico requiere de un mínimo de 11 años de formación universitaria y sanitaria especializada).
Mas no solo es problema de que el recambio generacional no estuviera asegurado con el número de plazas MIR que no cubren las necesidades de médicos en España, sino que las condicionales laborales, los recortes desde hace 12 años que no se han revertido ni en épocas de mejor situación económica, la sobrecarga asistencial, las plantillas insuficientes para cubrir las necesidades de la población, el extenso horario que impide una conciliación real de la vida familiar, la falta de reconocimiento a la importante labor que desarrolla el médico, etc. han dado lugar a que cada vez  sean más los profesionales que abandonan el ejercicio en la Sanidad pública española en aras de encontrar un destino laboral de mejor expectativas.
Las listas de espera crecientes, incluso con demoras en Atención Primaria, son excusadas con el mantra de que “no hay médicos” para contratar en el Sistema Nacional de Salud o el servicio autonómico de salud correspondiente. Y las administraciones no hacen absolutamente nada para acabar con esta situación. Ningún ejecutivo autonómico implanta condiciones laborales atractivas para el médico, lo que podría revertir el actual déficit de médicos que dicen que tenemos. La realidad es que hay médicos suficientes pero las condiciones laborales que ofrece actualmente el Sistema Nacional de Salud son inaceptables.
Curiosamente, la solución que han empezado a encontrar las administraciones para paliar la escasez de médicos no es que las condiciones laborales sean dignas y estables para fidelizar el talento en nuestro territorio, sino invadir las competencias del médico sin importar si es legal o no y que otras categorías asuman competencias médicas. 
Esto es, evidentemente, un grave problema más que una solución, dado que ninguna categoría profesional sanitaria no médica se forma durante 11 años en el diagnóstico y tratamiento de las enfermedades. 
En este año, el exceso de mortalidad se ha disparado con respeto a otros años y las causas parecen claras: listas de espera en Atención Primaria –incluso más de 15 días- que retrasan los diagnóstico, sobre todo en enfermedades que provocan la muerte si no son diagnosticadas y tratadas a tiempo de la forma adecuada. 
En los hospitales, la situación no es mejor: igualmente, las listas de espera crecen no solo las quirúrgicas, sino para llegar a una primera consulta o para una prueba diagnóstica, lo que también incrementa la morbimortalidad. 
Llegado a este punto, en algunas comunidades autónomas como Madrid, pretenden trasladar a los médicos de un lado a otro, como diríamos coloquialmente “vistiendo santos a costa de desvestir a otros”; y cubrir las vacantes en Atención Primaria, que son muchas, con médicos de Urgencias Extrahospitalarias, restando profesionales a estos servicios de asistencia urgente.
Son curiosas las distintas soluciones que plantea la Administración cuando es mucho más sencillo: si quieren tener médicos, trátenlos con respeto.
Para cambiar esto, tiene que existir un registro de profesionales que nos permita conocer el número real de especialistas en España y planificación de plazas MIR en función de las necesidades. Todo egresado de las facultades de Medicina deberían tener acceso a una plaza MIR y a la Formación Sanitaria Especializada.
Además, al igual que todos los grados universitarios solicitan pasar a ser considerados categoría A1, la Medicina que es un grado de 6 años debería estar por encima de dicha categoría, ya que se le exigen 360 créditos frente a los 240 de los grados de menor duración. No podemos negar que la formación que se exige al médico es mayor que la que se exige a otras profesiones.
En el caso de los médicos, el nivel de complemento de destino es el 24, cuando debería ser al menos de 25. Este es otro ejemplo más del nulo reconocimiento que tiene el médico.
El precio de la hora de guardia está por debajo del precio de hora ordinaria a pesar de que las guardias implican trabajar en horario nocturno y festivo, superando la jornada máxima por necesidades del servicio. Ya es hora de que se aborde la jornada del médico para que permita la conciliación, cuestión incompatible con el actual modelo de guardias.
El máximo de pacientes en las agendas de Atención Primaria debe situarse en 25; y el primer nivel asistencial necesita un plan urgente de recuperación con la financiación adecuada. No se trata de cambiar el modelo, sino de financiar correctamente el modelo actual.
La cartera de servicios, que aumenta e incluye los avances médicos, no supone un aumento del número de médicos, que sería lo razonable para poder prestar la asistencia.
Las áreas más alejadas de las capitales de provincia presentan un claro deterioro más acelerado de la calidad asistencial, pues cada vez tienen más vacantes de médicos en hospitales y centros de salud como consecuencia del abandono de estas áreas y la precariedad. En este sentido, es urgente poner en marcha un plan nacional que afronte este problema de manera uniforme en todas las áreas afectadas e implique incentivos económicos para los profesionales. 
La estabilidad ayuda a fidelizar al médico en su trabajo y, por tanto, deberíamos ser capaces de reducir el índice de precariedad. Esperamos que las modificaciones del nuevo Estatuto Marco contribuya a ello.
Por otra parte, es básico revertir los recortes en las retribuciones: más de 12 años sin hacerlo; y también es fundamental adecuar las retribuciones a la responsabilidad del médico.
Y dadas las particularidades de nuestra actividad, necesitamos un estatuto propio del médico. La negociación activa en el ámbito es una gran oportunidad para ello. Es hora de acometer cambios y que estos sean valientes, acompañados de la financiación suficiente y adecuada y que el médico deje de sufrir el maltrato laboral que sufre desde hace décadas.

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